Romina Atencio es coach y mentora de mujeres y parejas. Para cualquier consulta, comunicarse al correo electrónico [email protected]. Instagram: @diosalmica. YouTube: @rominaatenciocoaching.

Hay un momento del año en que el tiempo parece detenerse. No es un día ni una fecha precisa: es una sensación. Algo en el aire cambia y nos invita, casi en silencio, a hacer una pausa. Miramos hacia atrás, miramos hacia adelante... y de repente entendemos que estamos en la frontera invisible entre lo que fuimos y lo que estamos a punto de ser.

Ese instante -a veces dulce, a veces incómodo- es la puerta natural del cierre de año. Y aunque cada persona lo vive de manera diferente, todos compartimos algo: en diciembre, el alma pide un balance.

No un balance frío, numérico o racional, sino un balance humano. Un balance que reconcilia, agradece, ordena y siembra. Hoy te propongo recorrer ese camino juntos.

1. El cierre de año como ritual interno

Cerrar un año no es sólo mirar lo que pasó: es darle un sentido. No es contabilizar éxitos o derrotas: es mirar el recorrido con honestidad y compasión.

Un cierre de año consciente nos permite tres cosas:

-Ordenar el pasado. Porque nada pesa más que lo no revisado. Lo que no se mira tiende a repetirse.

-Liberar espacio mental y emocional. Cuando hacemos balance, muchas cargas se sueltan solas.

-Elegir el rumbo del futuro. Sin claridad, repetimos patrones. Con claridad, creamos. Un año que se cierra sin reflexión es un año que deja cuentas pendientes. Y un año que se revisa con atención se convierte en un maestro generoso.

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2. El poder del agradecimiento: un músculo emocional

Hay una idea equivocada que muchas personas cargan: "Agradecer es para los que les va bien". Falso.

Agradecer es para quienes están vivos. Agradecer es para quienes, aun cansados, siguen de pie. Agradecer es para quienes trabajan, sostienen, acompañan, crían, construyen, reparan, intentan. Agradecer es un puente entre lo que tengo y lo que deseo. La gratitud no minimiza el esfuerzo: lo ilumina. No tapa el dolor: lo suaviza. No niega las dificultades: nos recuerda que no nos definen. Agradecer no es mirar “lo bueno” porque sí. Es mirar lo posible.

Es reconocer que incluso en la lucha diaria hubo una mano tendida, un mate compartido, una puerta abierta, un aprendizaje escondido o un milagro pequeño.

-Ejercicio 1: "Las tres piedras el camino".

Tomá lápiz y papel. Escribí tres cosas de 2025 que te dolieron o te pesaron. Debajo de cada una, respondé:

- “¿Qué me dejó?”

-“¿Qué me enseñó?”

-“¿En qué me fortaleció?”

El objetivo no es justificar el dolor, sino transformarlo en información.

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En diciembre, afirma la autora, el alma pide un balance.

En diciembre, afirma la autora, el alma pide un balance.

3.- Balance emocional, práctico y espiritual

Un buen cierre de año contempla tres niveles:

1) Balance emocional

-¿Qué sentí este año?

-¿Qué emociones dominaron?

-¿Qué vínculos me sumaron? ¿Cuáles me drenaron?

-¿Qué necesito atender que vengo postergando?

2) Balance práctico

-¿Qué metas cumplí?

-¿Qué objetivos abandoné -y por qué-?

-¿Dónde invertí energía, tiempo y dinero?

-¿Qué hábitos me acompañaron y cuáles necesito cambiar?

3) Balance espiritual

-¿Qué descubrí sobre mí?

-¿Qué límites aprendí a poner?

-¿Qué experiencias me hicieron crecer?

-¿Dónde sentí propósito, y dónde desconexión?

Este triple balance es un mapa completo: corazón, realidad y alma.

4.- Visualizar el futuro: el cerebro necesita dirección

Cuando no visualizamos lo que queremos, el cerebro trabaja en “modo automático”. Y el automático -por más práctico que sea- reproduce pasado, no futuro.

Visualizar no es fantasear. Visualizar es darle instrucciones claras a la mente. Es activar la corteza prefrontal, la red de pensamiento creativo y el sistema de motivación. El cerebro cree en imágenes. Y por eso, cuando las sostenemos, empieza a organizarse para alcanzarlas.

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5.- El Tablero de Visión: tu GPS para 2026

Un tablero de visión no es un collage. Es una herramienta de reprogramación mental.

Funciona porque combina:

-Imágenes (estímulos visuales potentes)-

-Palabras clave (anclas de intención).

-Emociones asociadas (el verdadero motor de la manifestación).

Cómo armar tu tablero de visión 2026

1) Elegí un formato: cartulina, corcho, hoja A3 o digital.

2) Dividilo en áreas:

-Bienestar / Salud emocional.

-Dinero / Trabajo.

-Vínculos.

-Propósito.

-Crecimiento personal.

-Hogar.

-Espiritualidad.

-Aventura o viajes.

3) Buscá imágenes que despierten emoción, no solo deseo.

4) Agregá palabras clave: “Calma”. “Abundancia”. “Seguridad”. “Expansión”. “Presencia”. “Confianza”.

5) Pegá fotos donde aparezcas sonriendo o en momentos felices.

6) Colocalo donde lo veas todas las mañanas.

El tablero no funciona por magia: funciona porque ordena tu energía y tu atención.

Romina Atencio

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6.- Escritura creativa para manifestar: la herramienta más poderosa del alma

La escritura tiene una capacidad única: pone en palabras lo que el corazón todavía no sabe explicar.

Escribir es ordenar.

Es clarificar.

Es reclamar nuestro deseo

Ejercicio 2: “Carta al Yo del futuro”

Escribí una carta dirigida a tu versión de diciembre 2026.

Incluí:

Cómo te ves.

Qué lograste.

Qué emociones vivís.

Qué hábitos te sostienen.

Qué agradecés.

Terminá con esta frase:

Confío en mí. Confío en el tiempo. Confío en mi proceso”.

Guardala en un sobre o caja especial. Volvé a abrirla dentro de un año.

7.- Elegir una palabra guía para el 2026

Los años con propósito tienen una brújula emocional. Una sola palabra que sintetiza la intención.

Puede ser:

Plenitud.

Confianza.

Abundancia.

Calma.

Fuerza.

Expansión.

Equilibrio.

Elegí una. Que sea tu mantra. Tu recordatorio diario.

8.- Un nuevo año comienza cuando vos decidís

No importa lo que haya pasado en tu vida. No importa cuántas veces te caíste ni cuántas dudas tengas hoy. La vida siempre ofrece una nueva hoja en blanco. Y el 2026 es una oportunidad fresca, luminosa, profundamente tuya.

Hacer balance es un acto de valentía. Agradecer es un acto de humildad. Visualizar es un acto creativo. Escribir es un acto de poder. Pero, sobre todo, elegir cómo querés vivir el próximo año... es un acto de amor hacia tu propia historia.

Que este cierre te encuentre en paz. Que este inicio te encuentre despierto/a. Y que el 2026 te encuentre floreciendo.

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