La zona más afectada por el fenómeno climático generado a partir de la combinación de una pleamar, que es cuando el mar alcanza su punto más alto, con una sudestada fue el Paseo Dávila.
La ciudad de Mar del Plata se vio afectada ayer a la noche por un fenómeno climático generado a partir de la combinación de una pleamar, que es cuando el mar alcanza su punto más alto, con una sudestada. Según se detalló, hubo olas de más de dos metros y el agua incluso llegó hasta la calle, provocando destrozos en el paredón de contención del tradicional Paseo Dávila, donde varias de las piedras centenarias de la pared terminaron esparcidas sobre la acera.
Las autoridades de Defensa Civil decidieron cerrar el acceso a ese sector. "Estábamos avisados por las autoridades y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de que iba a haber pleamar, pero los valores superaron un poco más lo esperado”, detalló Alfredo Rodríguez, titular del área, a La Nación.
El fuerte oleaje comenzó alrededor de las 18 y se fue potenciando con el correr de las horas. En algunos sectores, por ejemplo, no dejó playa seca a la vista y en otros ganó casi todo el terreno que habitualmente ocupan las estructuras de los balnearios, desarmados durante esta época del año.
Desde Defensa Civil se indicó que el fenómeno no había afectado al resto de la ciudad ni a otras zonas costeras. Sí se reportaron, dentro de ese panorama, daños sobre las casillas de guardavidas ubicadas sobre la arena. Se trata de estructuras que, en su mayoría, son de madera.
El sector de mayor cercanía entre las olas que golpean fuerte sobre la costa y el circuito de tránsito vehicular y peatonal es precisamente el de La Perla que está ubicado entre Punta Iglesias y el balneario Alfonsina. Ese tramo, conocido como Paseo Dávila, resultó el más castigado.
Por prevención, las autoridades decidieron cortar el paso vehicular y recomendaron a vecinos y turistas mantenerse alejados del área hasta nuevo aviso. Durante toda la noche, agentes de Tránsito estuvieron en la zona del paseo para garantizar que nadie se acercara a la costa.
“Las olas rompieron parte de ese paredón que está hecho con piedras de un siglo de antigüedad y que habían sido puestas en valor el año pasado. Son bloques de material que ya no se hacen”, explicó Rodríguez. Mediante el trabajo de operarios de Defensa Civil se recuperaron los adoquines para que, cuando la zona se seque, vuelvan a ser colocados en la pared.
Desde el municipio de General Pueyrredón, cuya cabecera es Mar del Plata, aclararon que no se registraron personas heridas. “Hicimos recorridas nocturnas en Playa Varese, Playa Chica y Playa Grande para verificar el estado de los muros costeros”, indicó Rodríguez, pero el resultado no mostró otros inconvenientes producto de la sudestada.
El momento de mayor violencia del oleaje se dio entre las 19 y las 23 del martes y alcanzó para desplazar y derribar varias de las piedras de un metro de largo por medio de largo y más de 20 de espesor que componen el murete de contención que acompaña a las veredas.
Ese tramo, de unos 500 metros de extensión, sufrió los peores daños. Allí mismo se completaron, a comienzos de agosto del año pasado, obras de reparación integral tanto de esos muros de un metro de altura, las veredas y también el pavimento. Se atendió así situaciones de desgaste natural, pero también consecuencias de otras situaciones similares a las que se viven por estas horas, con olas violentas que afectan esas protecciones, en primera línea de defensa frente al mar. El Paseo Dávila es muy conocido por ser un corredor verde donde la gente transita para hacer deportes. Además, suele ser un punto visitado por los turistas por los molinos que hay allí y por el cartel que indica el nombre de “Mar del Plata”.
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