En el marco de un día tan importante para las religiones que se practican en la zona, hubo una escalada de violencia en Jerusalén entre manifestantes palestinos y la fuerza de seguridad israelí en la Mezquita de Al-Aqsa, uno de los principales lugares sagrados de la ciudad.
Los incidentes ocurrieron en un contexto de temor a que se produzca una ocupación a los territorios palestinos y en el inicio del Ramadán.
Los palestinos lanzaron proyectiles a la mezquita y los policías locales contestaron con granadas de estruendo y gases para disuadirlos.
Como consecuencia del enfrentamiento, hubo al menos 153 personas trasladadas y atendidas en diferentes nosocomios.
Según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, docenas de hombres enmascarados que llevaban banderas palestinas y de Hamás marcharon hacia el recinto a primera hora del viernes y recogieron piedras para luego agredir la mezquita.
En tanto, según una ONG de defensa de los presos palestinos, unas 400 personas fueron detenidas producto de los enfrentamientos.
Los incidentes no sólo tuvieron lugar en áreas descubiertas de la Explanada de las Mezquitas sino también dentro del propio recinto de Al-Aqsa, tercer lugar más sagrado del islam.
Los países árabes condenaron el ataque contra fieles musulmanes y responsabilizaron a las fuerzas de ocupación israelíes de la situación en la Explanada de las Mezquitas.
Esta escalada de violencia se dio en el marco del Ramadán, período de ayuno para los musulmanes, de máxima espiritualidad, reflexión, oración y sacrificio.
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