Con las urnas a la vuelta de la esquina, el Presidente Milei cerró su campaña en medio de un vendaval. La apuesta por Moreno fue un gesto de desafío que combinó épica, riesgo y confrontación política.
Javier Milei eligió el conurbano bonaerense para el cierre de su campaña electoral y la apuesta estuvo lejos de ser tranquila. En Moreno, uno de los distritos más populosos y simbólicos de la provincia de Buenos Aires, el presidente encabezó su último acto antes de las elecciones del domingo en medio de advertencias por riesgos de seguridad y bajo la sombra de los escándalos por las denuncias de corrupción en el área de discapacidad que atravesaron la última semana.
La decisión de ir a territorio hostil buscó enviar un mensaje de fuerza a la militancia libertaria y de desafío directo al peronismo, pero estuvo atravesada por denuncias, cruces políticos y un clima enrarecido.
Horas antes del acto, un informe reservado del gobierno bonaerense llegó a la Casa Militar y advirtió sobre la presencia de escombros y elementos contundentes en las inmediaciones del predio del Club Villa Ángela, donde se montó el escenario presidencial.
El propio ministro de Seguridad, Javier Alonso, reconoció públicamente que no podía garantizar que no hubiera agresiones. El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, fue aún más directo: responsabilizó a Milei por los posibles incidentes y pidió a los vecinos “no exponerse”, sugiriendo que la bronca se exprese en las urnas y no en la confrontación callejera. Desde La Libertad Avanza, en cambio, interpretaron la advertencia como una “zona liberada” y acusaron al gobernador de eludir su obligación de custodiar la seguridad del jefe de Estado.
El clima de tensión se sumó a los ruidos políticos que sacudieron a la campaña libertaria en los últimos días. El escándalo de los audios del titular de la Agencia de Discapacidad (Andis) Diego Spagnuolo que dejaron trascender el presunto pedido de coimas por parte de Eduardo “Lule” Menem y la hermana del presidente, Karina Milei, generó un sismo interno que aún no se apaga.
Milei buscó despegarse de las denuncias y minimizar su impacto, pero la oposición convirtió el tema en munición pesada contra el oficialismo. En paralelo, el presidente dedicó parte de su discurso en Moreno a defender a Karina, la estratega del espacio, tras los ataques que recibió en distintos frentes. “La Jefa es intocable”, lanzó desde el escenario, en un gesto que mezcló el tono combativo con la reafirmación del liderazgo de su hermana.
“En la desesperada total, van contra la familia. Imagínense como deben estar las cosas en la provincia de Buenos Aires, que se metieron con mi hermana. Vaya que están asustados y el domingo les vamos a pintar la provincia de violeta”, indicó. Sin embargo, en el mismo discurso insto a ir a votar el domingo y hablo de “empate técnico” de cara a los comicios legislativos provinciales del próximo 7 de septiembre.
En el predio, la seguridad se reforzó con operativos especiales de la Casa Militar y de las fuerzas federales, que intentaron compensar la reticencia del gobierno provincial. Aun así, la tensión no fue un mero rumor: en distintos pasajes de la caravana presidencial hubo incidentes menores y hasta la evacuación de sectores de la comitiva, luego de que algunos grupos arrojaran piedras hacia los vehículos oficiales. Incluso, un productor periodístico resulto herido cuando una botella le dio en la cabeza y lo lastimo. También se escucharon bombas de estruendo mientras Milei daba su discurso. Desde el Gobierno nacional se apuraron en denunciar la pasividad de la Policía bonaerense, mientras que en La Plata insistieron en que habían advertido con anticipación sobre los riesgos.
El discurso de Milei, cargado de gestos hacia su electorado duro, giró en torno a la idea de que “la casta se resiste al cambio” y de que el oficialismo libertario encarna la única fuerza capaz de derrotar al kirchnerismo en su bastión. Moreno fue presentado como una suerte de territorio simbólico a conquistar, un mensaje dirigido no sólo a los votantes de la provincia sino también a todo el país.
En ese marco, el Presidente repitió su mantra sobre la necesidad de “no ceder un centímetro” en la batalla cultural y económica, y remarcó que el domingo se pondrá en juego el respaldo social a las reformas que impulsa su gobierno.
El contraste con el peronismo bonaerense fue inevitable. Kicillof utilizó la advertencia de seguridad para plantarse como un contrapeso político y acusó a Milei de buscar la confrontación como herramienta electoral. Los intendentes peronistas, por su parte, se sumaron al operativo discursivo y pintaron la escena de Moreno como una provocación calculada. Desde el oficialismo libertario retrucaron que el kirchnerismo teme perder terreno en su principal bastión y que por eso intenta sembrar miedo entre los votantes.
La campaña hacia las legislativas del 7 de septiembre se convirtió así en un campo de batalla simbólico entre la Casa Rosada y la gobernación bonaerense. Lo que estaba previsto como un cierre con épica libertaria se transformó en un episodio donde la disputa política se mezcló con la seguridad presidencial, los rumores de violencia y el telón de fondo de las causas judiciales. El choque de narrativas quedó planteado: para Milei, la salida es redoblar la apuesta; para Kicillof, marcar las responsabilidades del Gobierno nacional.
La escena en Moreno condensó los dilemas de esta campaña: la tensión permanente entre el discurso antipolítica y las instituciones, la fragilidad de la seguridad en actos masivos, la polarización con el kirchnerismo y los escándalos internos que golpean al oficialismo. Milei buscó mostrarse en control, pese a todo, y transmitir que su proyecto político avanza sin freno. Pero la última semana dejó heridas abiertas y una sensación de vulnerabilidad que difícilmente se borre con un acto de masas.
Con las urnas a la vuelta de la esquina, el Presidente cerró su campaña en medio de un vendaval. La apuesta por Moreno fue un gesto de desafío que combinó épica, riesgo y confrontación política. El domingo dirá si ese mensaje se traduce en votos o si las tensiones de estos días terminan costándole caro a su espacio.