La política de austeridad podría postergar también el traslado del BAMA a un sector lindero con la autopista Lugones con el que se buscará establecer un nuevo lugar para aviones de Presidencia.

El plan de ajuste encarado por el gobierno para alcanzar las metas de reducción del déficit fiscal afecta la renovación de la flota aérea oficial y las obras de infraestructura en el sector militar de Aeroparque: la semana próxima el presidente Mauricio Macri viajará a Sudáfrica para asistir a la cumbre de los BRICS (países emergentes) y podría nuevamente viajar en un avión de alquiler ante la suspensión de la compra del reemplazante del Tango 01.

Indirectamente, la política de austeridad podría postergar también el traslado del BAMA (Base Aérea Militar Aeroparque) a un sector lindero con la autopista Lugones con el que se buscará establecer un nuevo emplazamiento para los aviones de Presidencia (Tango 04 y Tango 10).

Es que aunque el proyecto cuenta con financiación propia un porcentaje a cargo de la concesionaria de Aeropuertos Argentina 2000 y un fideicomiso generado con el pago de tasas entre otros conceptos- depende de la decisión oficial en cuanto a la renovación de la flota aérea.

La obra la ejecuta la ORSNA (Organismo regulador del sistema nacional de aeropuertos) pero la flota de aviones depende de la Secretaría General de la Presidencia. De hecho, se produjo una suerte de contrapunto entre ambas dependencias sobre la viabilidad del proyecto. “Lo estamos analizando”, confían en la oficina comandada por Fernando de Andreis.

En esa cartera dicen que el desarrollo y alcance del proyecto de la nueva BAMA corresponde al ORSNA y que desde Logística de Secretaría General “se trasladaron al organismo las necesidades de índole operativo, y de hangaraje con relación a la flota aérea presidencial, como así también los requerimientos de seguridad operacional y necesidades edilicias y viales con relación a la seguridad del Presidente”.

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En la ORSNA, en tanto, cuentan que hoy mantendrán una reunión con el Ejecutivo para definir el proyecto que sí o sí deberá llevarse a cabo en 2019 ya que la actual BAMA, ubicado a un costado de Aeroparque, deberá utilizarse en la cumbre de presidentes del G20 prevista entre fines de noviembre y principios de diciembre.

“Igual hubo muchos cambios en cuánto a la idea y envergadura del avión presidencial. Ahora se suspendió la compra, dependemos lo que digan en Secretaría General. Queremos abrir al menos 4 vías”, sostienen en el organismo.

El sector militar de Aeroparque, del que parten a sus travesías desde el presidente hasta sus funcionarios, ya fue remozado parcialmente en 2017 casualmente para atender las necesidades del G20. Contaba con un mobiliario demodé, de principios de los 80, y las obras lograron ampliar su capacidad para recibir a las comitivas internacionales que desde principios de año arriban a suelo argentino.

Lo cierto es que la consecuencia más tangible del plan de ajuste fue la suspensión de la compra de un Boeing Business Jet para reemplazar al deteriorado -y en proceso de subasta- Tango 01.

En el gobierno asumen que no querían “pagar el costo político de una compra de 40 millones de dólares” en medio de un ajuste pero que representa “una contradicción” ante las grandes potencias que Macri se traslade en aviones de línea o de alquiler por cuestiones tales como la seguridad, por ejemplo, una advertencia ya elevada por una dependencia oficial como Casa Militar. Con todo, el próximo miércoles 25 de julio Macri deberá tomarse un vuelo hasta Johannesburgo para participar de la reunión de los BRICS.

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