El kirchnerismo se guardó hasta el final para revelar los principales candidatos, pero esta vez no hubo sorpresas. Enojo de intendentes. Una carta muy incómoda.

Después de las elecciones en sí mismas, el cierre de listas constituye el momento más importante del año electoral. Es cuando se confirman de manera definitiva los nombres que participarán de las PASO y luego, si traspasan el filtro de las primarias, de las elecciones generales que esta vez serán en noviembre.

Toda la atención está puesta en la semana previa al "supersábado" en el que se terminan de redactar las nóminas y ya no hay vuelta atrás. Por eso es que alteró los ánimos oficiales la difusión el jueves de la carta que la asesora presidencial Cecilia Nicolini le mandó al vicepresidente del Fondo de Inversión Directa ruso, Anatoly Braverman, para reclamarle por la regularización del suministro de vacunas Sputnik, sobre todo las segundas dosis, pues dejó expuesta una relación que va más allá del mero acuerdo comercial.

Confirmando el interés particular del gobierno argentino por priorizar las vacunas de origen ruso. Este párrafo lo certifica: "Nosotros respondimos siempre haciendo todo lo posible para que Sputnik V sea el mayor éxito, pero ustedes nos están dejando con muy pocas opciones de continuar peleando por ustedes y por este proyecto!". Así tal cual, con signo de admiración incluido.

Por el cierre de listas no hubo sesión en el Congreso esta última semana, y ya no había habido reunión en Diputados la semana anterior, para evitar darle protagonismo a la oposición, que le pegaría al gobierno por el tema de las vacunas. Pero con la repercusión de esta carta, fue como si el recinto hubiera estado abierto. Por eso en el gobierno se preguntaban con enojo de dónde se había filtrado la nota publicada en el diario La Nación, que por otra parte fue inmediatamente reconocida como real por la propia Nicolini. Lógico: había sido subida al sistema público de información. Como corresponde, había sido también remitida a las comisiones de Salud del Congreso de la Nación. Desde allí sospechan en el gobierno que se la pasaron a la prensa. En Casa Rosada le apuntan a legisladores de la oposición; otros hablan de "fuego amigo".

La relación maltrecha de Cristina Kirchner con el gobernador tucumano José Manzur, a quien dirigió semanas atrás una velada crítica por no haber sido procesado en su momento por el Plan Qunitas, y al que le "bochó" a su candidato para la cartera de Salud cuando Alberto Fernández armaba su gabinete, explicaría para algunos esa movida. El ministro frustrado era el diputado Pablo Yedlin, presidente de la Comisión de Salud de la Cámara baja.

No faltan los que le dan un tinte electoral al tema, sugiriendo la intención de sacar de circulación a la ascendente Cecilia Nicolini, a propósito de que venía siendo mencionada como posible candidata del Frente de Todos en la Ciudad. Nada puede descartarse en tiempos electorales.

De hecho, muchos vieron "una operación" detrás de la difusión el miércoles pasado de los nombres de Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollán al frente de la nómina de candidatos oficialistas bonaerenses. El kirchnerismo siempre dejó para el final la incógnita sobre sus candidatos, desde los tiempos en que Néstor Kirchner jugaba con eso de "pingüino o pingüina" en 2007. El Frente para la Victoria revela sus principales candidatos el mismo sábado del cierre de listas, incluso en actos en los que el elegido supuestamente desconocía previamente esa condición, como cuando en 2011 Amado Boudou "se enteró" de que sería el compañero de fórmula de Cristina Kirchner directamente en Olivos.

Para muchos, los nombres de la titular del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales y del ministro de Salud bonaerense fueron difundidos desde la propia Casa Rosada, con la intención de instalar convenientemente a la candidata deseada por el Presidente. Otros sugieren que lo hicieron desde el kirchnerismo precisamente para "voltear" la candidatura de la esposa de "Pepe" Albistur, un histórico amigo de Alberto Fernández, quien es justamente el que le prestaba el departamento en Puerto Madero cuando lo eligieron presidente. Tan amigos son, que ambos matrimonios vieron juntos la final de la Copa América dos sábados atrás.

Sobre lo que no hay dudas es que hasta último momento un sector de La Cámpora siguió bregando porque la lista bonaerense fuera encabezada por Santiago Cafiero. Esta alternativa fue siempre resistida por el Presidente, que no quería desprenderse de quien es su "mano derecha" en el Gabinete. Por esa razón y sobre todo porque no tiene a nadie "propio" para reemplazarlo en ese caso. Los que insistieron hasta último momento con el nombre del jefe de Gabinete rechazaban que buscaran debilitar al Presidente o colonizar su gobierno, argumentando que "de todos los que se mencionan, es el que mejor mide".

Haber logrado imponer dos nombres "propios" al frente de las listas de los distritos que le son más cercanos, representó para el Presidente un triunfo personal. Módico, pero triunfo al fin. Es que además de Tolosa Paz, pudo ubicar en el primer lugar de la lista porteña a Leandro Santoro, legislador porteño, asesor presidencial y amigo personal de Alberto. ¿Estamos hablando del surgimiento de un "albertismo tardío", como llegaron algunos a sugerir. Difícil. La verdadera -y única- victoria del Presidente en este cierre de listas fue no haber entregado a Santiago Cafiero.

Las listas fueron consensuadas, pero tienen una fuerte impronta de Cristina Kirchner, quien es el poder predominante en este gobierno. Nadie podría haber imaginado a la vicepresidenta desentendiéndose de ese armado, que atiende con especial atención desde 2011. Tiene sentido para la lógica kirchnerista: los mandatos de quienes sean elegidos en noviembre trascenderán por dos años al gobierno actual. O sea, acompañarán a la gestión de este mismo color político que suceda a Alberto Fernández, o bien con ellos deberá convivir el presidente que imponga la actual oposición, si vuelve al poder en dos años. Cristina está en todos los detalles.

En la presentación de los candidatos oficialistas de la provincia de Buenos Aires y Capital Federal en Escobar estuvieron todos los que ostentan el poder real en esta administración: los Fernández, Sergio Massa y Axel Kicillof. Faltaba Máximo Kirchner, inmerso en la definición de los casilleros todavía pendientes para la hora en que arrancó el acto. Había al menos dos, que por entonces se estaban discutiendo. En fuerte tono. "La cosa está mal con los intendentes", graficó ante este medio alguien con trato directo con un jefe comunal que llegó a ser mencionado como posible candidato. "Opereta para desgastarlo", se quejó.

El enojo es con La Cámpora. "Querían todo, amparados en Cristina, Máximo y Axel", explicó la fuente, que garantizó que se llevaron bastante de lo que demandaban.

El tono del acto en Escobar no tuvo sorpresas, así como ya no las había ya respecto de las cabezas de listas. Se habló mucho de la vacuna y de lo que no había podido hacer el gobierno como consecuencia de la pandemia, pero así y todo se aseguró en varios pasajes que habían cumplido las promesas de campaña. Tras el discurso de Kicillof, antes de pasar a los de los Fernández, se emitió un video capaz de esbozar el tono que el oficialismo le imprimirá a esta campaña: con la vacunación como contexto predominante, se busca plantear la luz al final del túnel. "Estamos saliendo a trabajar, a construir, a reactivar; estamos saliendo a la cancha, a la igualdad; después de tanto tiempo, tanto esfuerzo, estamos saliendo ahora sí a la vida que queremos".

Minutos antes Sergio Massa había sido el primero en hablar del final de la pandemia. "Vamos a volver a la escuela, al teatro, al cine, a los bares, a las canchas", auguró, sin dar precisiones, y luego Kicillof fue más jugado, al asegurar que "estamos dando vuelta la página porque la salida de la pandemia es la vacuna". Y en ese marco, otra vez la emprendió contra la oposición, al insistir en que "tuvimos que batallar contra el virus y contra los anticuidados y antivacunas". Esa es otra señal para la campaña: se le achacará a la oposición haber "militado" contra la vacuna. Algunos les creerán.

La oposición presentó sus candidatos antes, al menos en CABA y provincia de Buenos Aires. En ambos distritos habrá confrontación interna. En Juntos por el Cambio persiste el fastidio con María Eugenia Vidal por haberse negado a seguir en Provincia y cambiar de distrito. Sobre todo en su partido, el PRO. Y el enojo es extensivo a Rodríguez Larreta, a quien imaginan alentando la mudanza. Le facturan a la exgobernadora haber manejado mal su decisión final y, sobre todo, haberla dilatado tanto. "Les dio vida a los radicales", dicen, convencidos de que de otro modo no se hubieran embalado con Facundo Manes. Y esa movida terminó alentando rebeliones en otros distritos.

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