Con goles de Kylian Mbappé y Jude Bellingham, Real Madrid cortó una racha de cuatro partidos sin ganarle al Barcelona.
El Real Madrid se quedó con una nueva edición del clásico español al derrotar 2-1 al Barcelona en un Santiago Bernabéu encendido, en el marco de la décima fecha de LaLiga. Con un Mbappé decisivo y un Bellingham siempre oportuno, el equipo de Xabi Alonso quebró una racha adversa de cuatro enfrentamientos sin victorias y se afirmó en la cima del campeonato, ahora cinco puntos por encima de su eterno rival.
El arranque fue puro vértigo. En apenas dos minutos, Vinícius cayó en el área y el árbitro cobró penal, pero el VAR corrigió la decisión: la falta había sido al revés. Poco después, un tanto de Mbappé fue anulado por un fuera de juego milimétrico, aunque el francés no tardaría en vengarse. A los 27 minutos, tras una asistencia quirúrgica de Bellingham, Kylian definió cruzado y abrió el marcador.
La reacción del Barça fue inmediata. En su primer avance claro, Marcus Rashford desbordó por izquierda y envió un centro rasante que Fermín empujó al gol para el 1-1. Pero la alegría azulgrana duró poco: apenas cuatro minutos después, un rebote mal despejado le quedó servido a Bellingham, que desde el área chica marcó el 2-1 definitivo.
El segundo tiempo tuvo de todo: polémicas, intensidad y un penal fallado por Mbappé. A los siete minutos del complemento, Eric García tocó la pelota con la mano dentro del área y el juez señaló la infracción. El francés ejecutó, pero el arquero Wojciech Szczsny se lució con una atajada espectacular que mantuvo vivo al Barcelona. Sin embargo, el equipo de Hansi Flick no logró capitalizar ese envión. Fermín tuvo el empate en sus pies, pero definió mal cuando Courtois ya estaba vencido.
En los últimos minutos, los de Alonso se refugiaron cerca de su arco, defendiendo con firmeza ante los centros y el empuje visitante. Vinícius, de gran primer tiempo, protagonizó una escena tensa al ser reemplazado, mientras que Pedri, que había sido clave en el dominio del balón, vio la segunda amarilla y dejó a su equipo con diez hombres.
El triunfo, además de cortar la racha negativa, significó un espaldarazo para Xabi Alonso, que afrontaba su primer clásico con la presión de demostrar que su proyecto podía responder en las grandes citas. El planteo táctico -un 4-4-2 con Bellingham por derecha y Camavinga junto a Tchouaméni en la contención- neutralizó el corazón del juego azulgrana y potenció la velocidad de sus atacantes.
El resultado fue un reflejo de esa superioridad táctica y emocional. El Madrid golpeó en los momentos justos, resistió en los más difíciles y volvió a festejar en casa ante su clásico rival. Mbappé, brillante y omnipresente, fue el motor de un equipo que exhibe hambre y autoridad; Bellingham, el socio perfecto para un conjunto que parece cada vez más completo.
Barcelona, en cambio, se quedó sin respuestas y sin su mejor versión. Las ausencias pesaron, Lamine Yamal estuvo lejos de su nivel y el equipo se mostró frágil en defensa. El Bernabéu celebró con euforia un triunfo que puede marcar un punto de inflexión en la temporada.
El Real Madrid recuperó su lugar en la cima y, sobre todo, su espíritu. En un clásico vibrante y con aroma a final anticipada, volvió a quedar claro que el fútbol, cuando se juega con convicción, también es una cuestión de carácter.
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