Después de 7 años, se separaron Victoria Vannucci y Matías Garfunkel

La pareja se conoció a fines del año 2010 por amigos en común, aunque ellos solían decir que se cruzaron de casualidad en la Quinta Avenida de Nueva York. Ambos venían de divorcios conflictivos: él con su anterior esposa (Mariana Gerstein), y ella con el estigma de haber sido la esposa de Cristian “Ogro” Fabbiani, un futbolista que había llegado a River para ser un ídolo y se fue por la puerta chica a clubes del ascenso.

Esta pareja resultó un oasis para Vannucci, que además de su divorcio, venía de la fallida experiencia de las ElectroStars, un grupo formado por Alejandra Maglietti, Dominique Pestaña e Ivana Palloti, y producido a imagen y semejanza de las Spice Girls… ¡con diez años de diferencia!

En este marco, y tras perder un embarazo, la pareja decidió casarse en una fiesta multimediática, con más de 120 invitados entre los que figuraban Mario Pergolini, el productor Gustavo Yankelevich, Gastón Pauls y su entonces esposa Agustina Cherri y el representante Gustavo Mascardi, entre muchos otros.

Como requisito familiar, Vannucci debió convertirse al judaísmo para casarse con Garfunkel, y así lo hizo al adoptar el nombre de Miriam. La boda fue sólo religiosa ya que Vannucci no había logrado que el Ogro, con quien se había casado en 2009, le firmara los papeles de divorcio, cosa que pasó recién dos años después, previo arreglo monetario.

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Nueve meses después de una luna de miel de 20 días, en marzo de 2013, llegó al mundo Indiana, la primera hija de la pareja. Pero la alegría duró poco porque en mayo de ese año el empresario sufrió un grave accidente automovilístico que ocasionó que los médicos debieran inducirlo en un coma farmacológico para preservar su salud.

Sin embargo, la suerte les sonrió y al año siguiente el empresario asistió al nacimiento de su hijo, Jorge Napoleón, tras cursar su segunda boda en el registro civil de la calle Uruguay, y otra fiesta multitudinaria en el Palacio Duhau.

Para esta época, Garfunkel le dio el gusto a Vannucci y le dio la dirección de la revista El Sensacional, una publicación que ligó más demandas que lectores, debido al particular sello de la modelo. “Pasó a ser el panfleto de Vanucci. Por un lado, hacía producciones de fotos, y usaba a los medios para mostrar sus excentricidades, como el lujo de su casa en medio de una pelea de paritarias. Y, por el otro, atacaban a aquellos que no les agradaban con informaciones falsas”, explicó una fuente cercana a ella a la revista Noticias en el 2016. De hecho, en 2012 se rumoreó sobre un incidente ocurrido entre Tinelli y Garfunkel en el Palacio Duhau, donde casi se fueron a las manos frente a sus respectivas familias. El motivo: una tapa de El Sensacional titulada “Las partuzas de Tinelli”…

Con el advenimiento del gobierno de Mauricio Macri, el grupo de Garfunkel y Spolski se disolvió, y el empresario se refugió en Miami (Estados Unidos) junto a su familia. Pero una causa por contrabando de obras de arte que lo tiene como principal imputado lo hizo regresar en numerosas ocasiones a Buenos Aires, aunque de manera solitaria.

En 2016, la pareja fue noticia nuevamente a raíz de la divulgación de varias fotos de su intimidad, en las que se podía ver a la pareja en imágenes de índole sadomasoquista y de un safari por África. Estas últimas fotografías despertaron indignación en todos los ámbitos y provocaron, entre otras cosas, que a la modelo la declararan “persona no grata” en la localidad bonaerense de Ituzaingó (de donde es oriunda) y que los conservacionistas convocaran a escrachar el local de lencería íntima que la ex tenista había inaugurado en Recoleta.

"El daño que le causaron a Victoria fue a nivel nacional. Se expandió de una manera absurda porque además ella ni siquiera vivía en Ituzaingó cuando ellos la consideraron persona no grata, dijo la abogada Ana Rosenfeld, a quien Vannucci había contratado para que demandara a quien divulgó las fotos; y que fue la autora de la increíble frase "los animales que cazaron Vannucci y su marido eran animalitos enfermos".

Pero ahora, esta historia de amor llegó a su fin, y ambos emprenderán sus caminos por separado, aunque seguirán viviendo en los Estados Unidos, donde Indiana y Jorge Napoleón asisten diariamente a la escuela.