El conjunto albiceleste venció por 84 a 83 al combinado cafetero sobre el final y está entre los ocho mejores de la competencia continental.
La Selección de Argentina de básquet tuvo un triunfo agónico ante Colombia para clasificar a los cuartos de final de la AmeriCup: venció por 84 a 83 al conjunto cafetero a falta de un segundo y logró el boleto para meterse entre los ocho mejores del certamen continental.
Argentina y Colombia protagonizaron una batalla, un duelo super parejo durante todo el desarrollo. El combinado albiceleste se encontró con una Colombia firme en su planteo, apostando a transiciones rápidas y a la potencia física en el juego interior, mientras que nuestro país recurrió a la experiencia y la lectura de juego de sus principales referentes.
A falta de pocos minutos para el cierre, Colombia logró adelantarse, lo que obligó a una respuesta de carácter por parte de Argentina. El equipo logró dos recuperaciones defensivas clave y aprovechó una sucesión de ataques rápidos para igualar el tanteador. En los segundos finales, la tensión definió cada posesión y la agresividad en los rebotes marcó el camino al desenlace.
Tras el minuto solicitado por Pablo Prigioni, Nicolás Brussino se encargó de tomar la responsabilidad. Con menos de un segundo en el reloj, corrigió el lanzamiento de Fernández y selló la victoria para la delegación nacional.
Con esta victoria, Argentina consiguió el boleto a cuartos de final. El grupo demostró capacidad de resiliencia y supo administrar la presión hasta el cierre, manteniendo intacta la chance de seguir avanzando en el certamen continental tras el conflictivo duelo con Republica Checa.
Tras la clasificación, el entrenador Pablo Prigioni destacó: “Fue una muestra de carácter muy importante, necesitábamos esto después de días convulsionados. La mentalidad y la paciencia para sostener el plan de juego fueron claves para el triunfo”.
“El equipo se mantuvo unido y evitó caer en el nerviosismo, incluso con muchas caras nuevas en momentos clave”, agregó. Por último, el técnico se refirió a la necesidad de transformar la entrega de la noche en calidad de juego para los próximos compromisos: “Superar estos momentos nos fortalece. Ahora el esfuerzo debe transformarse en calidad de juego y disciplina”.